jueves, 31 de marzo de 2011

Cuando me amé de verdad

Queridos amigos: 


Comparto con vosotros este precioso texto de Charles Chaplin, cuyas palabras no tienen desperdicio.
Muchas gracias, Diana, por subir este vídeo en los Grupos de Apoyo al Duelo y al Despertar Espiritual que los componentes de la Asociación El Abrazo del Oso hemos creado en Facebook.
Un fuerte abrazo de oso.
Os amo,
Vanessa




Cuando me amé de verdad comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta y en el momento exacto y entonces, pude relajarme.
Hoy sé que eso tiene un nombre…AUTOESTIMA

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es…AUTENTICIDAD

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver todo lo que acontece y que contribuye a mi crecimiento.
Hoy eso se llama…MADUREZ

Cuando me amé de verdad, comencé a percibir como es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona, sólo para realizar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es…RESPETO

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable…, personas, situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. De inicio mi razón llamó esa actitud egoísmo.
Hoy se llama…AMOR PROPIO”

Cuando me amé de verdad, dejé de temer al tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso es…SIMPLICIDAD

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y con eso, erré menos veces.
Hoy descubrí que eso es la…HUMILDAD 

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez.
Y eso se llama…PLENITUD

Cuando me amé de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, ella tiene una gran y valiosa aliada.
Todo eso es…SABER VIVIR


“No debemos tener miedo de confrontarnos, hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.”

Charles Chaplin





martes, 29 de marzo de 2011

UNA CARTA AL PODER

        


         La Vida es una construcción móvil de ladrillo invisible. A construir o deshacer mediante el libre albedrío. En un mismo día y en tan sólo unas horas, el ser humano es capaz de construir a su paso espontáneas caricias o bien sucumbirse al conflicto de su mente pensante.
        El ser humano puede llevar a su pueblo a la guerra maldita o bien violar en la esquina a una joven mujer. Incluso, puede llevar ese pan a engullir a la mesa y decidir: si lo comparte o si lo esconde, si lo roba o si lo engulle. En definitiva, el ser humano es una proyección de lo que desea ser.
        El ser humano puede crear su nido a la carta y encarcelarse a los pagos. Aunque bien sepa que cuando más nido tiene, menos libertades posee. El ser humano de hoy todavía se limita ante las posibilidades que le brinda la Vida.
       -¿Y… por qué? –me pregunto afligida.
       En un mundo sin límites, en un mundo donde no hubiera familia, grupos y sectas no más se vislumbrarían personas, hermanos.
       Y en esa ilimitación hacia la Vida ya no habría ni países, ni aldeas. Tan sólo individuos con órganos, esencia y sangre.
       Y desde esa ilimitación, un “de tú a tú” se trasladaría al total de las bocas, mientras en la programada intimidad de arraigadas morales afloraría radiante: la unidad de los pueblos y la unión de las razas, el adiós al formato y a los rasgos de piel.
       No obstante, en un día como hoy, los recursos del pobre alimentan la boca del rico y los árboles que son talados presienten con pena el calvario que aflige, que hiere, que quema, que mata. Hoy, la innecesaria ambición malinterpreta al amor y en respuesta a la falsa y caduca valía interior surgen: religión y política, grupos y sectas. El ser humano sale a la calle y dispara al desprovisto mientras vende su espíritu a la propia verdad.
      -¿Y… qué es la Verdad? –me cuestiono llorándote.
      La Verdad es más allá de cualquier institución y estructura jerárquica, un conjunto de verdades. No obstante, el ser humano obcecado limita su mente a la propia verdad y embarcado en un mar de prejuicios se vende al mercado del miedo.
       Sin embargo, más allá de una intrínseca y mísera realidad, las fronteras se derraman y la línea que separa la cordura de la locura ya no puede ser medida por los expertos. Desde esta concepción, todo es posible: la apertura de ideas se nos muestra vivaz con un libre albedrío y el ser humano puede construir a su paso todo aquello que se proponga. De repente, la concepción de una idea nos la da la razón y las palabras a expirar en las bocas tan sólo son subjetivas palabras.
       Más allá del padre al hijo, un ser humano educa a otro ser humano. Personas que conciben la educación como casa cercada a otros pueblos, a otras culturas. Entonces, la verdad se reduce a la patria que habitas y, amparado en lugar resguardado, implantas banderas de ambición y poder. Ahora, mientras yaces postrado saciando la gula, le concedes sed al hermano, un saqueo a la Tierra y hambre a los niños.
       Un individuo tan sólo crea a su paso un solo instante presente. Detrás de ese paso… una incertidumbre que abruma. La propia desconfianza es quien le obstruye la claridad de conciencia y el camino a seguir. Finalmente, tras venderse al propio miedo, camina imitando unos pasos ya dados.
       Un individuo empresario es un ser humano, al igual que aquéllos que trabajan para él. La medición del estatus únicamente nos muestra: la felicidad irreal de extrapolar fuera y no dentro las carencias que posee el alma. Desde esta limitada verdad se crearon: los patrones y los súbditos, el monopolio, la oligarquía y la veneración al poder.
      En su tribuna, los jueces condenan al preso. En las calles, los hombres y mujeres enjuician su propia verdad. En el ocaso, el juez de tus días eres tú mismo.
      Hoy, la Verdad se ha vestido en la tienda del Ego y mientras piensa tan sólo en deudas o haberes se cose y se zurce tal belleza del alma.
      Desde este ocaso de esencias, me nace llorar.
      -Mas, ¿por qué lloro?
      Le lloro a la Tierra que bienes te otorga y le lloro a una Tierra que el hombre destroza. 

      Le lloro al fusil que mecen tus manos y le lloro a la bala del hombre que matas.
      Le lloro a la casa que tú desvalijas y le lloro a los niños que crecen con calles. 
      Le lloro a la especie que muere extinguida, le lloro a las masas y también te lloro a ti…poder: 
     -Por tu ira. 
     -Por tu codicia. 
     -Por el beneficio. 
     -Por la divisa. 
     -Por tus fronteras.
     -Por tu verdad. 
     -Por el estatus. 
     -Por violar. 
     -Por tu saqueo. 
     -Por tu egoísmo. 
    -Por limitarte. 
    -Por abatir. 
    -Por ese orgullo. 
    -Por tu ceguera. 
    -Por permitirlo. 
    -Por insistir.
    Hoy, mientras mates tu sangre y tales tu savia llórale al mundo. Hoy, ya no hay padres, ni hijos… y en el desprovisto encuentra a tu hermano. 

   A partir de hoy, tu prisión, tu verdad y tu casa es la Tierra que matas.

viernes, 4 de marzo de 2011

LA CAÍDA DEL IMPERIO


  Con todo mi cariño, para Vicent.

La ignorancia humana ha desestimado al sueño, como si éste se tratase de un simple juego de niños. Señores, señoras: los hombres ya no pueden soñar. El maletín y la corbata se subastan hoy para el que, sin aliento, busque en su zaguán: su pelota y su peonza, su silbato y sus canicas.
Atrás se quedaron las ilusiones y los recuerdos para el tren de los años. Pues hoy, el árbol desnudo del alma se cobija en un cuerpo, aparentemente sin indicios de luz, aparentemente sin cobijo alguno para la esperanza.
Hoy, el actor humano sale a escena y, canjeando el sabroso juego del alma por el de las apariencias, interpreta a un recluso social ávido y desesperanzado. 
Hoy, son los aplausos del prejuicio quienes impiden al sueño retomar su lugar. 
Hoy, es el llanto reprimido del niño que habita en todo ser humano quien denota cautivo la caída de ese imperio llamado Amor. Desde esta concepción: los caramelos son reemplazados por los puros, los abrazos por leves sonrisas, las cartas se confunden con recibos y los llantos son cambiados por suspiros y bramidos represores.
Hoy, el adulto se confiere desde un canon marcado por lo establecido y, encerrado en su zaguán, pervierte su ingenio individual mientras se vende a los miedos, a la opinión y al olvido. Lamentablemente, el sueño es concebido como inmaduro, mientras lo genuino que habita en el propio interior se transmuta en simples mitos tildados de rarezas.
Mas, la suave presencia del sueño se percibe y se muestra en las tristes madrugadas.
Mediante los sueños, los límites descubren en el infinito su propia prisión y la vejez rememora satisfecha la cercana infancia. 
Mediante los sueños, el poder de la palabra resurge feroz y el  infinito transcurso del tiempo se libera de las horas.     
Mediante los sueños, las manos descubren en los surcos de sus dedos la inocencia de sus juegos. 
Mediante los sueños, la cordura reconoce estar inmersa en la locura y la perfección descubre en sí misma su propia imperfección.
Mediante los sueños lo imposible se hace posible.
Mediante los sueños, las pesadillas logran ver los deseos distorsionados y los individuos, como cebollas con capas, logran configurar en su inmaculado, imperecedero e invencible interior el renacer de su propio imperio.
Vanessa Aguilar