miércoles, 11 de agosto de 2010

Dime, ¿qué es el arte?





       -Dime, ¿qué es el arte?
     -¿Un cuadro?
     -¿Un espectáculo?
     -¿Una imagen?
     -¿Un desnudo?
     -¿Un verso?
     -¿Una mirada?
     -¿Un prejuicio?
     -¿Un valor?
     -¿Una limitación?
     -¿Una subasta?
     -¿La mitificación del artista que murió?
     -¿La belleza física?
     -¿La moda?


     -Dime, ¿qué es el arte?
     -¿La melodía que emociona?
     -¿Una filosofía?
     -¿La Creación?
     -¿Lo nunca visto?
     -¿Un despojo del deber?
     -¿La no rutina?
     -¿Un molde?
     -¿Ver en los demás aquello que no somos capaces de ver en nosotros mismos?


     -Dime, ¿es arte una flor?
     -¿Es arte una sonrisa?
     -¿Es arte una idea distinta a la nuestra?
     -¿Es arte el amor?
     -¿Es arte la ciencia?
     -¿Es arte aquello que no consideramos arte?
     -¿Es arte el ego que aflora tras la fama de un artista?
     -¿Somos nosotros mismos fruto del arte?
     -¿Es arte un olor?
     -¿Es arte el dolor?
     -¿Una mirada triste en la estatua que inmortaliza a una figura humana?
     -¿Lo es la raza del perro que mata?
     -¿Un mensaje?
     -¿Un idioma?


     -¿Qué es el arte? -me cuestiono entre irónicas sonrisas.
     -¿Quizás todas las cosas que un día me mostraron mis progenitores?
     -¿Quizás aquellas que he descubierto por mí misma?
     -¿O quizás todas ellas?
     Y la respuesta es sencilla: todo es arte.


     -¿Soy esclava del arte?
     -Siempre y cuando el concepto que yo posea de él no acepte otras formas de arte. Siempre y cuando me defina excluyendo otras definiciones que, por sí mismas, también lo son.


     Panaderos, negros, ricos, budistas, mendigos, artistas, blancos, vanidosos, ancianos, enfermos, barrenderos, elitistas, conocidos, desconocidos, abogados, transeúntes.
     Todos somos arte, sin distinción.


Vanessa Aguilar

Carta de un recién nacido




A tu hora intempestiva de reloj de mano, he nacido yo.
En mi sonrosada piel, no se vislumbra etiqueta alguna.
Mi desnudo cuerpo no tiene puesta la etiqueta de los precios, tampoco lleva a rastras ni juicios, ni experiencias,  ni cicatrices.
Soy un ser libre ajeno a ideales, ajeno a convicciones.
En esta madrugada, la no etiqueta de tus juicios me confiere ante tus ojos con total aceptación.
Hoy, puedo dormir junto con otros seres, que, al igual que yo, gimotean o sonríen desde sus capazos y cunas completamente desnudos.
Incluso puedo soñar y comunicarte con babas aquellos sueños que, por primera vez, penetran en mí.
Hoy, seguramente te rías al escucharme y me proporciones tiernos besos y arrumacos.
No obstante, dentro de unos años, cuando me confieras como adulto, con este mismo sueño, seguramente me taches de idealista y ladees tu cabeza, como muestra de desaprobación y descontento.
Aún así, lo más importante, de hoy en adelante, es aquello que primero yo piense de mí mismo.
Si las etiquetas surgen y el juicio y el prejuicio llegan a gobernar mi vida, habrá nacido el Ego.
Si esto ocurre, habré cambiado la libertad del ser por la esclavitud de un rol.
Si esto ocurre, llegaré incluso a olvidar que únicamente nací para experimentar.
Si esto ocurre, olvidaré que lo más importante en esta Vida es obrar con y desde el corazón.
Soy un ser libre y todo aquello que me rodea vive en total libertad.
Yo no soy ninguna etiqueta, por muchas que existan, por muchas que me confieran.
Yo tan sólo soy, y soy las una y mil caras que adopta el amor.


Vanessa Aguilar