martes, 29 de marzo de 2011

UNA CARTA AL PODER

        


         La Vida es una construcción móvil de ladrillo invisible. A construir o deshacer mediante el libre albedrío. En un mismo día y en tan sólo unas horas, el ser humano es capaz de construir a su paso espontáneas caricias o bien sucumbirse al conflicto de su mente pensante.
        El ser humano puede llevar a su pueblo a la guerra maldita o bien violar en la esquina a una joven mujer. Incluso, puede llevar ese pan a engullir a la mesa y decidir: si lo comparte o si lo esconde, si lo roba o si lo engulle. En definitiva, el ser humano es una proyección de lo que desea ser.
        El ser humano puede crear su nido a la carta y encarcelarse a los pagos. Aunque bien sepa que cuando más nido tiene, menos libertades posee. El ser humano de hoy todavía se limita ante las posibilidades que le brinda la Vida.
       -¿Y… por qué? –me pregunto afligida.
       En un mundo sin límites, en un mundo donde no hubiera familia, grupos y sectas no más se vislumbrarían personas, hermanos.
       Y en esa ilimitación hacia la Vida ya no habría ni países, ni aldeas. Tan sólo individuos con órganos, esencia y sangre.
       Y desde esa ilimitación, un “de tú a tú” se trasladaría al total de las bocas, mientras en la programada intimidad de arraigadas morales afloraría radiante: la unidad de los pueblos y la unión de las razas, el adiós al formato y a los rasgos de piel.
       No obstante, en un día como hoy, los recursos del pobre alimentan la boca del rico y los árboles que son talados presienten con pena el calvario que aflige, que hiere, que quema, que mata. Hoy, la innecesaria ambición malinterpreta al amor y en respuesta a la falsa y caduca valía interior surgen: religión y política, grupos y sectas. El ser humano sale a la calle y dispara al desprovisto mientras vende su espíritu a la propia verdad.
      -¿Y… qué es la Verdad? –me cuestiono llorándote.
      La Verdad es más allá de cualquier institución y estructura jerárquica, un conjunto de verdades. No obstante, el ser humano obcecado limita su mente a la propia verdad y embarcado en un mar de prejuicios se vende al mercado del miedo.
       Sin embargo, más allá de una intrínseca y mísera realidad, las fronteras se derraman y la línea que separa la cordura de la locura ya no puede ser medida por los expertos. Desde esta concepción, todo es posible: la apertura de ideas se nos muestra vivaz con un libre albedrío y el ser humano puede construir a su paso todo aquello que se proponga. De repente, la concepción de una idea nos la da la razón y las palabras a expirar en las bocas tan sólo son subjetivas palabras.
       Más allá del padre al hijo, un ser humano educa a otro ser humano. Personas que conciben la educación como casa cercada a otros pueblos, a otras culturas. Entonces, la verdad se reduce a la patria que habitas y, amparado en lugar resguardado, implantas banderas de ambición y poder. Ahora, mientras yaces postrado saciando la gula, le concedes sed al hermano, un saqueo a la Tierra y hambre a los niños.
       Un individuo tan sólo crea a su paso un solo instante presente. Detrás de ese paso… una incertidumbre que abruma. La propia desconfianza es quien le obstruye la claridad de conciencia y el camino a seguir. Finalmente, tras venderse al propio miedo, camina imitando unos pasos ya dados.
       Un individuo empresario es un ser humano, al igual que aquéllos que trabajan para él. La medición del estatus únicamente nos muestra: la felicidad irreal de extrapolar fuera y no dentro las carencias que posee el alma. Desde esta limitada verdad se crearon: los patrones y los súbditos, el monopolio, la oligarquía y la veneración al poder.
      En su tribuna, los jueces condenan al preso. En las calles, los hombres y mujeres enjuician su propia verdad. En el ocaso, el juez de tus días eres tú mismo.
      Hoy, la Verdad se ha vestido en la tienda del Ego y mientras piensa tan sólo en deudas o haberes se cose y se zurce tal belleza del alma.
      Desde este ocaso de esencias, me nace llorar.
      -Mas, ¿por qué lloro?
      Le lloro a la Tierra que bienes te otorga y le lloro a una Tierra que el hombre destroza. 

      Le lloro al fusil que mecen tus manos y le lloro a la bala del hombre que matas.
      Le lloro a la casa que tú desvalijas y le lloro a los niños que crecen con calles. 
      Le lloro a la especie que muere extinguida, le lloro a las masas y también te lloro a ti…poder: 
     -Por tu ira. 
     -Por tu codicia. 
     -Por el beneficio. 
     -Por la divisa. 
     -Por tus fronteras.
     -Por tu verdad. 
     -Por el estatus. 
     -Por violar. 
     -Por tu saqueo. 
     -Por tu egoísmo. 
    -Por limitarte. 
    -Por abatir. 
    -Por ese orgullo. 
    -Por tu ceguera. 
    -Por permitirlo. 
    -Por insistir.
    Hoy, mientras mates tu sangre y tales tu savia llórale al mundo. Hoy, ya no hay padres, ni hijos… y en el desprovisto encuentra a tu hermano. 

   A partir de hoy, tu prisión, tu verdad y tu casa es la Tierra que matas.

4 comentarios:

  1. Creo que las religiones no forman parte del problema, son más bien la solución. Pero hay que volver a la esencia de las religiones y a su sentido original (que no es otro que la trascendencia). Por muy adulteradas que estén, tenemos que esforzarnos en buscar a sus representantes genuinos -que los hay- y seguir sus enseñanzas. EL ser humano necesita una guiá externa (quitando casos excepcionales), si no pasa esto, que el mundo degenera. En concreto, en aquellas religiones que están orientadas no sólo al individuo sino también a las sociedades, está la clave un mundo mejor, a través de la limitación impuesta a los desmanes egocéntricos, como por ejemplo ocurre con la prohibición de la usura. Es sólo una opinión personal. Me gusta tu escrito.

    Un abrazo.

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  2. Querido Uzman:

    Como siempre, muchas gracias por tu compartir conmigo tus ideas. Para mi es un placer leerte. Hay personas con las que sientes afinidad, con las que aprendes de ellas. Contigo me sucede esto. El valor que le confiero a las religiones en este texto, sin duda es a través del ojo del poder, ya que es una carta dirigida a esa parcela destructiva que forma parte de la sociedad de nuestros días. Al igual que tú, no tengo nada en contra de ninguna religión, aunque más bien diría, y francamente te lo expreso, que a lo único que me acojo, de forma sagrada, es a determinadas personas y textos religiosos, de inmensurable valor y enriquecimiento espiritual. Como en cualquier cuna que meza el placer, hay dogmas que han empleado sus conocimientos y textos a fin de establecer un dominio, empleando esos textos y esa fuente inagotable de sabiduría conferida por Dios a unos cuantos a un uso meramente desestabilizador y destructivo. De todo corazón, gracias por tu reflexión. Un abrazo enorme, enorme, enorme... amigo mío.

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  3. Las religiones están muy desvirtuadas, unas más que otras. No quiero particularizar en ninguna en concreto para no herir sesibilidades. Entiendo que la gente esté desencantada con ellas porque no halla en ellas respuesta alguna a sus inquietudes espirituales. Pero sí que queda todavía gente de conocimiento [metafísico], y ese conocimiento se sigue transmitiendo de maestro a discípulo en el seno de tradiciones espirituales por ejemplo como el islam, gracias a Dios. A mí al menos me da seguridad adherirme a ellos. Pero reconozco que es difícil encontrarlos, y que muchas veces no nos queda más remedio que buscarnos la vida como podemos por nuestra cuenta, y ser nuestro propio maestro, con todos los riesgos que ello implica. Hay que tener en cuenta que estamos alfinal de un ciclo (el kali yuga), caracterizado por la corrupción a todos los niveles, también en el espiritual. Pero yo confio en un pronto despertar, y que todos volvamos a ser de nuevo como hermanos.

    Un abrazo.

    'Uzman García.

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  4. Querido amigo, Uzmán:
    Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario. Es cierto que poseemos textos de inmensurable valor y sabiduría, que debemos leer entre renglones a fin de comprender el precioso legado de Amor que expresan. En mi caso particular, cuando llegó mi Despertar Espiritual, quise ser neutral a todos los textos sagrados, por lo que leí con mimo todas las posibilidades que existían: budismo, taoísmo, islam, cristianismo. De todos ellos saqué bellas conclusiones y gracias a todas sus aportaciones llegué a la conclusión de que todas ellas tenían un nexo en común: el Amor y Dios y el Amor. La Luz y La Oscuridad y la Vía del Corazón. Tras muchos años de búsqueda espiritual, he comprendido que lo que me pide el Alma es centrarme en las pequeñas grandes cosas de la Vida, los pequeños valores que nos hacen grandes... aún siendo pequeños. Yo soy una de esas personas que escogió ser maestra de sí misma, a sabiendas de que todas las personas que aparecen en mi vida no son fruto de una casualidad, sino maestras y herramientas del camino con las cuales seguir puliéndome y crecer en el Amor. Te adoro. Feliz día, vida.

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