viernes, 4 de junio de 2010

Las herramientas de Dios






        En una remota región india, un turista británico buscaba un techo con el que cobijarse de la fría noche. Dos personas, un matrimonio indio, ambos autóctonos de aquella región, se tropezaron con él y le ofrecieron su casa. Muy agradecido, el hombre aceptó la oferta.
        Una vez hubo transcurrido la noche, el turista decidió proseguir su viaje, no sin antes despedirse y agradecerle al matrimonio la hospitalidad que había recibido. Tras aquellas palabras de gratitud, el hombre indio le sonrió y le dijo:

- La gran mayoría de los turistas que viajan a India, lo hacen bajo el dominio que ejerce nuestra espiritualidad en ellos. No obstante, en tus palabras de gratitud compruebo que no comprendes nuestra naturaleza divina.

-No comprendo -afirmó el turista, con cierto asombro.

- Si conocieras nuestras costumbres, sabrías que somos nosotros y no tú quienes debemos profesarte las muestras de gratitud. Gracias al hecho de hospedarte, tanto mi mujer como yo hemos podido servirle a Dios una vez más. Sólo somos sus herramientas. Por lo tanto, comprende que fue Él y no nosotros quien te dispuso en nuestro camino. Así pues, dirígete a Él para darle las gracias. Ayer, a través de nuestras oraciones, así lo hicimos mi mujer y yo.


Anónimo

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